Para, respira, mira hasta dónde has llegado y sigue.
El viaje es el propio camino.
El crecimiento y desarrollo de nuestros hijos es nuestra mayor aventura como padres. Tras la llegada de nuestro hijos, nos sumergimos en un gran viaje. En este periplo no estamos solos, hay más gente, pero cada cual hace su propia travesía. Conforme van pasando los días, nos vamos dando cuenta que el camino lo tenemos que marcar nosotros, es decir, según nuestros criterios, intereses, preocupaciones, horarios, y situaciones iremos siguiendo nuestra hoja de ruta.
Siempre seguiremos hacia delante, nunca sabremos cómo hacer las cosas, pero siempre las haremos.
La hoja de ruta.
En primer lugar, hay que empezar el recorrido. Tras el descubrimiento de la inminente paternidad, después de la emoción de la noticia, entramos en el mundo de las primeras decisiones a tomar. La llegada de nuestros hijos nos motiva siempre a crear un entorno ideal para ellos. La habitación, la cuna, el cambiador, el carro, la ropa, la bañera, los primeros juguetes, muchas cosas queremos preparar para ellos. Elegimos para ellos mil elementos, y una gran cantidad de información, desde muchos puntos distintos, y combinada con sensaciones nuevas , representa un gran cambio en nuestra vida. Este cambio, a veces, nos puede llegar a abrumar, pero como la opción de dar vuelta atrás no la tenemos, seguiremos hacia delante.
Seguimos caminando, y se produce la llegada de nuestros hijos. Ya están aquí, y ¿ahora qué hacemos?Pues fácil, comienza la etapa del viaje en la que, de verdad, somos padres. Hacemos y deshacemos, descubrimos cómo hacer los mismo de forma diferente. Ejercitamos el aprender de lo que hacen los demás, y también a decir » nunca voy a hacer eso » y aunque luego, puede ser que lo tengas que hacer. Habrán días más cansados y otros que se «pasaran volando». Llegaremos a situaciones en las que no sabemos ni cómo hemos llegado. Escucharás consejos y experiencias, disfrutarás mucho y también soportarás momentos raros. Es aquí cuando sientas que no puedes más, cuando tienes que mirar todo lo que has construido y por eso mismo, coger fuerzas y avanzar.
Se tiene que viajar para aprender. Mark Twain
Continuamos reestructurando nuestro itinerario porque, como nuestros hijos siguen creciendo sin preguntar si a nosotros nos viene bien, o nos adaptamos, o se nos puede embarullar la situación bastante. No es que el viaje sea más difícil, es que ha cambiado todo. Algunas tesitura que parecía estar clara, cambia. Hablan y expresan lo que les pasa por la cabeza. Opinan sabiendo o sin saber, preguntan antes o hacen sin pedir permiso. Ahora prueban descubriendo el mundo, y pueden conocer a los correctos o a los más inoportunos… Si una rabieta por algo es capaz de evolucionar a «pedir sin parar», sólo por pedir, nosotros evolucionaremos a ser más severos diciendo que no. Se lo pasarán mejor con los amigos que con nosotros, pero siempre volverán a casa, a su lugar seguro, y nos buscarán porque continuamos siendo su mayor apoyo. Nuestro viaje ahora es en equipo, nos toca asumir los roles de capitán, grumete o guía en nuestra familia.
Conclusión
Nadie te va a decir que criar a tus hijos y cuidar a tu familia sea fácil. Día a día, viajamos y aprendemos, rectificamos o adaptamos las situaciones a ese memento. A veces salen las cosas bien, y otras veces no. Podemos ser más arriesgados o más cautelosos. Nunca vas a a encontrar un manual que seguir, y nunca te darán un diploma felicitándote por lo que haces. Nuestros hijos son la mejor experiencia de nuestra vida. Aprende se ellos como aprendes de la vida. Intenta no exigirte tanto porque ya lo estás haciendo muy bien.